El amor no confesado fue el motor de sus primeras canciones, las cuales realizó sin estudio, sin micrófonos, solamente con su celular y una computadora. The Change, la artista, originaria de República Dominicana, es el síntoma de una nueva era en la industria donde se produce en intimidad, donde según sus palabras “más es menos”, y en la que los géneros se tocan entre sí. Pasó de las canchas de fútbol a los escenarios y admite que las entrevistas son lo que menos le gusta de lo que hace.
De las canchas al escenario: The Change nos cuenta cómo empezó a hacer música
Jonathan Saldaña (JS): Me gusta empezar con los orígenes. ¿Tienes identificado ese momento inflexivo de “me quiero dedicar decididamente a esto de por vida”?
The Change (TCH): Me pasó cuando estaba en la universidad en el 2017. Estaba en el típico momento de ¿qué voy a hacer con mi vida? Pasé por una pequeña crisis existencial que no sé si todo el mundo pasa, pero me tocó muy joven. Siempre supe que no quería trabajar para nadie, quería hacer algo para mí; un poquito egoísta en cierta parte. Fui a una universidad de arte y por primera vez en mi vida me di cuenta de que se podía “vivir” del arte. No era una realidad que yo había conocido en Dominicana. Me fui a estudiar cine a Estados Unidos y en medio de mi carrera encontré ese espacio de desahogo, mi espacio íntimo. Empecé a hacer canciones con todo lo que no le decía a mi crush, con lo que no le decía a la gente que me gustaba. Eso se sentía muy lindo y muy sanador.
JS: ¿ Y cómo fue que se transformó en una profesión?
TCH: Aprendí a producir, fui entendiendo un poquito más la dinámica de cómo es una canción. Ahí empezó mi duda de qué tan difícil debía ser hacer una canción, nunca antes lo había hecho, siempre he sido de escuchar canciones pero nunca de hacer una. Tenía una MacBook, empecé a jugar con la aplicaciones y dije “voy a aprender”. Y aprendí solita en internet. Encontré algo en lo que puedo pasar diez horas del día y no me importa, me llena mucho. Soy muy apasionada y cuando encontré la música todo tuvo sentido; me llevaba a cuando tenía doce años y bailaba en mi habitación, cantando a todo volumen y mi mamá me pedía que bajara la voz. Mi niño interior siempre había querido hacer esto, pero nunca lo había hecho posible.
JS: Llama la atención el punto de tener una Mac y este equipo que a veces suena tan rudimentario. ¿Esto es parte de la actualidad de los músicos jóvenes, ese ímpetu de trabajar con herramientas muy cercanas para una industria de los grandes estudios?
TCH: Totalmente. Los tiempos han cambiado y no hace falta tanto para hacer una canción. Creo que lo primordial son las ganas de hacerlo y uno encuentra la manera. Hoy la tecnología facilita todo. Hice mis primeras canciones con mi celular, no tenía micrófono ni nada. Quisiera ser un ejemplo para aquellas personas que quieren hacer música y no tienen los recursos para pagar un estudio o un productor; me gustaría decirles: “no necesitas para nada eso, solo las ganas para hacerlo y ten paciencia contigo”. Los tiempos han cambiado.
JS: En ese sentido, ¿qué se gana cuando la música se desarrolla con este ímpetu?
TCH: Se gana un vibe más orgánico y original. Siento que muchas veces menos es más y eso lo he vivido. Sin tener casi nada, hice canciones que hoy, no sé cómo, escucha tanta gente.
JS: ¿Cómo te vinculas con el momento que se vive en la industria, con las temáticas, los sonidos, la apertura?
TCH: Siento que hoy hay tanta música, están pasando tantas cosas, tanta creatividad, muchísima gente muy talentosa... cuando empecé a hacer música vivía en la burbujita de mi mundo y mi oído. Ahora soy un poquito más abierta, así que colaboro con más personas, con productores. El mundo es arte y cuando uno decide ver el mundo con ojos de arte le facilita la creatividad.
JS: Hablabas de que empezaste escribiendo cuando no podías decirle algo a tu crush, ¿ha cambiado esa experiencia, ya eres más arriesgada, te acercas a la gente o les sigues escribiendo canciones?
TCH: Ya soy un poquito más valiente. Definitivamente ya no me gusta irme a dormir con el “y si hubiera”, prefiero hacerlo y luego ver las consecuencias. Antes era muy tímida y no tenía valor. Pero el amor siempre ha sido superimportante para mí. La primera vez que me enamoré tenía doce, ahí comenzaron mis traumas con el amor. Todavía hoy a veces no sé qué decir en las canciones, me quedo sin cosas que decir, pero pienso en alguien y ahí llega la musa.
JS: ¿Tienes ya identificadas algunas maneras de crear, tienes horarios o algo por el estilo? ¿O solo fluyes?
TCH: No tengo horario. Soy de las que duro toda la noche entera, no duermo si no tengo que dormir. La musa me llega cuando me llega, no lo controlo. Yo necesito vivir, siento que a veces tenemos esta idea de que los artistas pueden crear y ya. La creación va de la mano con vivir experiencias, conocer a gente, conocer países. Se me hace muy difícil simplemente crear algo de cero; todo lo que canto es porque lo siento y lo vivo, pero no tengo una fórmula.
JS: ¿A qué le llamas “llega la musa”?
TCH: Qué sé yo. Cuando me acuerdo de algo. Soy un poco romántica pero no es que me enamore de todo el mundo, hay personas que conozco y no es una conexión romántica, pero siento que ya conocía de antes y es muy loco. Así es la musa, no sé cómo describirla. Son sentimientos que te llegan.
JS: Y los géneros, los sonidos, ¿cómo vas construyendo ya en el terreno propiamente de lo musical?
TCH: Yo le llamo a eso el proceso de “colorear la canción”, depende de si estoy triste o si la canción va con una nota más alegre. Me gusta que mis canciones se puedan bailar, que muevan, que no sean una balada. A veces puedo hacer una canción originalmente con ritmo de reguetón y termina siendo una vaina (cosa) electrónica, un sonido muy house. Nunca me limito, con los sonidos soy muy abierta.
JS: Hablabas de que tu tema es el amor, ¿cuál es tu concepto particular y cómo vibras la realidad donde se está reformulando y replanteando? Tenemos apertura, diversidad, otras formas de relacionarnos, ¿cómo crees que tu música también responde un poco a ese momento?
TCH: Definitivamente no todo es color de rosa, pero yo decido ver el amor con colores, para mí abarca más que simplemente a tu pareja; el amor es una forma de ver la vida, al prójimo, lo que te pasa día a día. Yo todavía estoy conociéndome, intentando buscar más mi definición de lo que es el amor en pareja. Tengo veinticuatro, todavía tengo mucho que conocer y crecer en ese aspecto. Mucha gente está rompiendo con sus parejas en este momento y la música más popular de hoy en día habla del desamor. Es un tiempo muy interesante, de ver cómo en el mundo se está replanteando el tema del amor, pero yo me ocupo de cuidar mi visión y de cómo hago las cosas.
JS: ¿Cómo explicarías que una visión tan personal del amor plasmada en tus canciones tenga eco en tus escuchas?
TCH: Siento, y la gente me lo ha dicho, que yo digo cosas en mis canciones que mucha gente piensa pero no dice. Creo que ahí va el asunto y eso es lo que a mí me inspira y me motiva a seguir haciendo canciones. Pasa que saco las canciones y mucha gente se identifica; yo creo que me quedo con eso, pongo a un lado mi propia crisis que tengo conmigo y, si ayuda a que alguien vea las cosas diferentes y ver lo bonito dentro de todo lo negativo que hay en el mundo, si puede ver lo bonito de vivir y estar enamorado, me quedo con eso.
JS: Cuéntame de la transición del fútbol a la música. ¿Te formó en tu carrera como artista?
TCH: Totalmente, fue lo que me abrió las puertas de mi vida. Todas las cosas que he hecho, los lugares a los que he llegado, creo que el fútbol fue primordial. Jugar fútbol forjó mucho mi carácter de disciplina física y mental. Me hace mucha falta jugar, entrar a un equipo y prepararnos para los juegos. Es lo que más extraño. En el tema musical lo comparo mucho: el otro día comparé el hecho de prepararme para un juego de fútbol y ahora tengo los mismos sentimientos pero a la hora de subir un escenario. La vida es muy loca.
JS: ¿Hay una claridad en ti de qué tipo de artista te gustaría llegar a ser? ¿Hay un plan visionario de hacia dónde te quieres dirigir?
TCH: Estoy todavía, como siempre, fluyendo. Me veo como lo que soy hoy pero más evolucionada. Me visualizo con más destreza musical porque la verdad es que todavía no sé tocar ningún instrumento.
JS: Una última pregunta que quiero hacerte es, si tuvieras que utilizar pocos calificativos para describir tu música, ¿cuáles emplearías?
TCH: Yo la definiría como tropical, sin duda es latina, orgánica, caribeña...