Cuando se trata de moda y belleza, Kim Kardashian no tiene limites y nos lo demostró al tener que bajar siete kilos de peso en tres semanas para poder usar el histórico vestido de Marilyn Monroe en la Met Gala. Días después, confesó en una entrevista que sería capaz de comer popo con tal de mantenerse joven. Así que no nos debería extrañar que se sometió a un doloroso tratamiento estético para apretar su abdomen.
La creadora de Skims, compartió a través de Instagram stories una imagen en la que muestra su abdomen notablemente rojo y explicó que se debía a un tratamiento de láser doloroso pero que vale la pena.