Formar parte de la familia real británica tiene sus pros y sus contras. Por un lado, está el glamour de vivir en el Palacio y usar las joyas de la colección real, entre otras cosas y por el otro, tienen que seguir ciertas reglas , algunas bastante molestas como las referentes a la comida.
Existen ciertos platillos que ni la reina ni Kate Middleton, ni el príncipe William y compañía pueden comer como por ejemplo, cualquier tipo de mariscos ya que son considerados de bastante riesgo para su salud, sobre todo si lo consumen en algún lugar fuera de casa ya que pueden intoxicarse.