La reina había salido del Palacio de Buckingham montada en su fiel caballo negro Burmese solo 15 minutos antes, quedó sorprendida por los disparos, y sobre todo porque no le pasó nada al recibirlos. Por un instante quedó algo confundida, pero rápidamente recuperó la compostura, controló al caballo y continuó su ruta mientras su escolta ceremonial cerraba filas a su alrededor y ella cabalgó de vuelta.
Su atacante Marcus Sarjeant era un ex-cadete que abandonó la fuerza aérea, la marina y el ejército también. Se proclamaba anti-monárquico, pero cuando cuando le preguntaron porqué le disparó a la reina, solo respondió: “Quería ser famoso. Quería ser alguien”. Fue enjuiciado con la Ley de traición, declarado culpable y sentenciado a cinco años de prisión, pero fue liberado después de tres años.