
“Mis humores con el couture reflejan una relación de amor y odio la verdad, porque me gustaba mucho de chica”, cuenta Downs sobre la moda, e incluso recuerda recibir y hojear revistas en casa cuando era niña. Su papá era pintor y cineasta, “muy consciente de la moda” y su hermana, diseñadora, por lo que la creatividad siempre ha estado presente en su vida, pero ella se define a sí misma como “anticouture, ese ha sido mi rollo”, y asegura que seguirá peleando por eso hasta la muerte. En esta batalla por retomar e integrar la tradición de los pueblos originarios en su imagen, recuerda que hace veinticinco años era muy difícil encontrar a alguien que quisiera trabajar esos textiles. “Decían ‘no puedo, se rompe mi aguja’ y muchas otras cosas que demuestran la resistencia a esto”. Pero Lila nunca quitó el dedo del renglón y hoy considera que gracias a su granito de arena, además del de otros poetas y artistas, se ha logrado que miremos de nuevo hacia nuestras raíces con mucho respeto.
