Sofía Reyes: sus lecciones de vida, su música y sus sueños, por Lety Sahagún

Hay personas que conoces de poco tiempo, pero que sientes que has conocido desde hace varias vidas. Así me pasa con Sofía; la he visto llorar, reír, amar, poner límites, escribir música, tocas el piano, ir, venir y armar su casa con muchísimo amor. Siempre se siente como es ella: un lugar calientito, lleno de vida, de plantas, de cosas que colecciona, de un gatito peludo y de esta forma que tiene de confiar en el universo. El día que la entrevisté fui por el matcha que nos gusta y nos sentamos en su cocina para hablar sobre sus sueños.

LETY SAHAGÚN (LS): Mil millones de streams en Spotify, ¿no?
SOFÍA REYES (SR): Sí, mil millones.

LS: ¿Qué significa para ti cuando escuchas ese número? Porque al final no solo es un número, representa años de trabajo...
SR: Uy, se me puso la piel chinita. A veces se me olvida, como que no puedo dimensionar cuánto es. Mil millones se escucha mucho pero realmente no sé cuánto es. Aunque sí puedo decir que, sobre todo este año, ha sido de muchos procesos. Uno es que aunque sentía que avanzaba, no me daba el crédito por los pasos anteriores, ¿sabes? Ganaba un premio y no sentía que me lo merecía. Es lo mismo con los números, me ha pasado que me dicen: “Oye, has llegado a tantos números”, “oye, ganaste este premio...” y se me olvida todo el trabajo que he hecho para lograrlo. Entonces, este año ha sido para acordarme, literalmente del día uno, del día dos, de los recuerdos, las dificultades... Lo único que tengo que decir es lo agradecida que estoy por cada paso y por la gente que me ha acompañado en este sueño. Mis fans, Charlie y Paloma, mis papás, mis amigos, mis productores, toda la gente a mi alrededor. Es por todo esto que estamos aquí, y luego escucho “okay, tu música llegó a mil millones de streams”, pues nada, lo que realmente tengo que hacer es dar es gracias y ya.

LS: Qué importante, porque siento que es la historia de muchísimos famosos, te subes al tren y como ya vas arriba, no ves con conciencia lo que te está pasando, ¿no?

SR: Total. Lo dijiste en menos palabras que yo, pero justamente es eso: conciencia. Llevo un año, mucho más metida en mí. No sé si es porque cumplí veinticinco años y estoy en otra etapa o porque maduré. No tengo ni idea, pero entré a este lugar donde quiero estar presente en absolutamente todo lo que haga, en todo lo que viva, todo lo que reciba, todo lo que dé, en TODO. Hace poquito estaba leyendo que la gratitud es la frecuencia más alta que existe. Así que entré en esta onda de agradecer lo que tengo, hasta el café, todos los días. Mi vida cambió, estoy más presente, más consciente de lo que llega a mi vida, ya no doy las cosas por hecho. Me emociona lo que viene.

LS: Desde que empezaste este trabajo interior de conocerte, ¿qué has aprendido de ti que no sabías?

SR: Varias cosas. Una fundamental es que no importa lo que hagamos sino desde dónde lo hacemos. Me sirve especialmente en mi carrera. Sí, amo cantar y hago todo esto, ¿pero desde dónde lo hago? ¿estoy viviendo mi sueño o estoy viviendo el sueño de los demás creyendo que es mío? Eso fue de “ay, cabrón”. Literalmente me asusté, de hecho me tomé un momento durante unos meses en la cuarentena para hacer una pausa y preguntarme: “A ver, ¿qué es lo que realmente quiero, cómo lo quiero hacer, cuál es el propósito de mi vida y cómo quiero usar mi voz?”. Es una locura, puedes realizar la misma acción pero una puede venir desde el amor y la otra desde el miedo, y eso marca la diferencia. Aunque para afuera se vea que estás haciendo lo mismo. La intención y la razón son totalmente distintas. Entonces, eso lo he llevado a cada ámbito de mi vida.

LS: Entendiendo qué es desde el amor o desde el miedo, me imagino que encontraste cosas que venían de otro lugar. ¿Cómo las empezaste a transformar o a borrar de tu vida?

SR: Me di cuenta de que me quiero rodear de personas que me sumen y que yo les sume a ellas. Simplemente sabiendo qué no me sirve y qué sí, entendiendo que no está mal si algo no me sirve. Todos tenemos diferentes viajes y he aprendido a separar ciertos días de la semana para estar en el estudio, para entrevistas y otros son solo para mí. Es importante escucharme y vivir en equilibrio. Es lo más difícil de lograr, pero es donde he encontrado más paz. De hecho, cuando paso mucho más tiempo de un lado de la balanza me empiezo a sentir medio nefasteada con la gente. Entonces sé que tengo que volver a escucharme y a lo mejor volver a estar sola un rato.

LS: ¿Cómo se traduce esto que estamos hablando en tu música? Porque me imagino que como has cambiado, tu música también ha cambiado.

SR: Sí, es un proceso interesante porque –aquí está realmente como el reto personal y artístico– es la parte que me asusta más, porque desde que empecé con “Now Forever” y “Muévelo” era más chiquita y estaba en el descubrimiento de quién soy, qué me gusta, qué canto. La gente me conocía con ese estilo de música y de repente sacar “Échalo pa’ca” y otras canciones que no he sacado pero que son completamente diferentes a “Muévelo”. Le agradezco a mis fans y a la gente que me escucha que acepten estos cambios, porque quiero permitirme crear sin preguntarme: “¿qué canción es la número uno?”. Quiero sacar una canción que sepa que compite pero sin dejar de ser yo, que la pueda disfrutar, sin que sea como “ay ni modo, me toca hacer esto”. Mejor decir, “amo esta canción, sé que es una canción global”, y al mismo tiempo reconocer que tengo otra que es mucho más artística, a lo mejor la gente no le va a entender pero a mí me llena el alma y quiero sacarla. Entonces es jugar a que estoy en esa balanza. Encontrar ese baile en mi carrera. Insisto, siempre partiendo desde el amor. Es muy complicado, más cuando eres un artista que se siente muy apegada a su arte. Hay artistas de todo y está increíble, pero en mi caso, muchas veces cuando escribo una canción y a lo mejor se la presento a Warner, o no sale o me tengo que esperar, se va un pedazo de mi corazón, literalmente. Y desapegarse de eso es duro, igual y hay gente a la que no le cuesta, pero a mí sí.

S: Sí, tu música es parte de ti.

SR: Exacto, en la parte creativa lo que he cambiado es no sentarme en un cuarto y decir: “hoy voy a buscar un hitazo”, sino decir: “voy a disfrutar el proceso, la voy a pasar increíble, que sea algo que resuene conmigo y si es una canción más global o más experimental, no importa”. Es simplemente disfrutar el proceso y saber jugar con cada canción.

LS: Parte importante de tu música son las colaboraciones. ¿Qué se queda de las personas con las que has colaborado? Porque sé que con algunos llevas una relación top de amistad. ¿Y qué colaboraciones le pedirías al universo para que algún día sucedan?

SR: La que hice con Abraham Mateo es una de mis favoritas. Anitta también. Mmm... Michael Bublé fue de las experiencias más importantes de mi vida. Un sueño. No sé ni cómo llegó, todo pasó muy ́rápido, fue durante la cuarentena y todavía no me lo creo. Con Thalía y Farina ha sido superdivertido trabajar. A veces es muy difícil conectar entre artistas, entonces hacerlo con Farina y Thalía fue impresionante. Hemos llorado, de todo, ha sido increíble. Muy rico. Y bueno, para un futuro me encantaría hacer algo con C. Tangana, Rosalía, Dua Lipa, Pablo Alborán, con Alejandro Sanz y otra con Michael Bublé, que sea una cancionsaza.

LS: ¿Con qué sueñas? ¿Han cambiado tus sueños de cuando eras chica a ahorita?

SR: Es algo que todavía no he logrado, tampoco tengo prisa. Estar en un estadio y cantar mis canciones y que la gente las cante conmigo, que sea una cosa impresionante. Me acuerdo cuando fui al concierto de Adele y ella lloraba en el escenario, fue un concierto divino, guau lo que está viviendo; me encantaría vivirlo en algún momento de mi vida, no es mi meta específica, sino una consecuencia. Sueño con seguir escribiendo mucha música desde el corazón, siempre desde el amor. Que no me vaya a mover como de ese lugar en el que piso ahorita y viajar por todo el mundo y experimentar esta vida. La verdad es que estoy viviendo mi sueño, pero quiero que dure para siempre