ELLE: ¿EN ALGÚN MOMENTO DE TU FORMACIÓN PENSASTE QUE ERA MÁS DIFÍCIL PARA LAS MUJERES ESTAR EN ESTA INDUSTRIA?
NATALIA BERISTÁIN (NB): Durante la formación no, después. Soy egresada del CCC y la mitad de la generación en la que estuve éramos mujeres. Crecí pensando que esa era la norma y luego salí al mundo real. He entendido, sobre todo en la televisión, que no es así. Me he encontrado con crews donde probablemente era la única mujer como cabeza de departamento o crews de más de cien personas en el set donde era la única mujer detrás de cámaras. Me ha tocado ser jurado de distintos apoyos y he visto que mis pares juzgan o les parece que un sueldo para una mujer es demasiado, pero el mismo para un hombre –de igual trayectoria, cantidad de películas y reconocimiento– no lo cuestionan.
ELLE: ¿EN DÓNDE RADICA LA IMPORTANCIA DE CONTAR HISTORIAS DE MUJERES DESDE UNA VISIÓN FEMENINA?
NB: Puede haber una trampa en esa aproximación. Me acuerdo de estar haciendo entrevistas después de presentar No quiero dormir sola, inmediatamente se empezó a encasillar como una película de mujeres, como si lo femenino fuera un género cinematográfico, y recuerdo que pensaba: "si fuera vato no me estarías preguntando cómo construyo personajes masculinos". Esa fue mi primera experiencia y lo he ido digiriendo. Hoy, a punto de filmar mi tercera película, sí se ha vuelto un acto político, soy consciente de decidir que los personajes femeninos son el eje central en los proyectos que quiero hacer. Me importa poner narrativas de personajes femeninos desde mi visión, que por ser mujer o por haber aprendido a ser mujer, es la que tengo y con la que trabajo.
ELLE: ¿QUÉ BUSCAS EN LA GENTE QUE FORMA UN EQUIPO CONTIGO?
NB: Creo en el trabajo en equipo bien dirigido y a pesar de que el cine tenga una estructura piramidal que permite la practicidad del trabajo, creo también en la colectividad. Busco a gente que tenga ese mismo espíritu, que su ego no sea lo primero que la mueva. He ido armando un canal de comunicación fundamental con Dariela Ludlow, la fotógrafa, y con Miguel Schverdfinger, el editor, con quienes he trabajado en mis dos pelis. Sí me importa que la mayoría de las cabezas de departamento sean mujeres. Creo que eso abre espacios y puertas para otras generaciones.