Ella no hace nada como los demás. En 2019, Kim Kardashian lanzó Skims, una marca de ropa moldeadora inclusiva. Creada a su imagen, la etiqueta creció rápidamente: productos que se agotaban en minutos, musas de renombre (Paris Hilton, Kate Moss, Lana Del Rey, etc.), una línea masculina y lanzamientos cada vez más improbables. ¿Un ejemplo? Un brasier con efecto de pezón perforado.
Pero esta vez, la estrella de reality decidió incursionar en otro universo: el de la belleza. ¿La propuesta? Una mascarilla esculpidora para usar por la noche. Un accesorio que ya había circulado en Internet hace algunas temporadas durante la tendencia del “morning shield”. ¿La idea? Una rutina nocturna que consiste en aplicar múltiples tratamientos y dormir con mascarillas esculpidoras faciales, supuestamente para redefinir el óvalo del rostro mientras se duerme, o incluso practicar “face taping” —esas cintas adhesivas diseñadas para alisar las arrugas. Un fenómeno que vuelve con fuerza gracias a este nuevo gadget de Skims