Hace unos años descubrí la fototerapia gracias a un tratamiento de luz LED azul para el acné. Mi piel estaba pasando por un mal momento y este tratamiento fue un antes y un después en mi rutina de cuidado. No solo ayudó a reducir la inflamación, sino que también dejó mi piel más equilibrada.
Después, conocí la luz roja y sus beneficios me sorprendieron aún más. Se trata de una terapia que ayuda a reducir líneas finas y arrugas, mejorar la elasticidad de la piel y estimular la producción de colágeno. Desde entonces, quise tener estos tratamientos a casa sin tener que ir siempre a citas en clínicas.