En 2020, cuando estábamos en plena pandemia, el estrés del encierro, la mala alimentación, el cambio de rutina y la probadera de productos de skincare a diestra y siniestra, ya sea por aburrimiento o por no saber qué usar, hizo que mi piel lo resintiera, me quemé con retinol, tuve hipersensibilidad por meses y me salió un brote de acné como nunca antes.
El daño en mi piel era tan fuerte que tuve que buscar ayuda profesional y en ese momento, ir con un dermatólogo era casi imposible.
Después de haber pasado por esa situación, aprendí la importancia de siempre acudir con un profesional; pero también me di cuenta de que no siempre es tan sencillo e incluso, ya sea por una pandemia (esperamos no haya otra), por tiempo e incluso por el precio.